Con sus vastos recursos minerales, América Latina emerge como un actor crucial para diversificar las cadenas de suministro globales y reducir la dependencia de mercados dominados por países como China. Para lograr este objetivo, es esencial que la región desarrolle sus capacidades de procesamiento y refinación de minerales, lo que permitiría a los países latinoamericanos aumentar su valor agregado y disminuir su dependencia de China.
El artículo “El papel de América Latina” destaca la urgencia de reducir la dependencia global de China en las cadenas de suministro de minerales críticos, necesarios para la transición energética. Aunque América Latina posee un gran potencial para suministrar estos minerales, aún necesita desarrollar sus propias cadenas de valor.
Estados Unidos podría desempeñar un papel catalizador en la inversión en la región, abordando desafíos como la nacionalización de recursos, políticas proteccionistas, y la necesidad de regulaciones ambientales y sociales robustas. Además, EE.UU. debe incrementar su propia producción de estos minerales.
Países como Chile, Perú y Brasil lideran la región con un potencial minero significativo, especialmente en litio y cobre, esenciales para la tecnología moderna. Aumentar la capacidad de procesamiento y refinación en estos países podría fortalecer las cadenas de suministro globales, reducir la dependencia de China y fomentar un desarrollo más equitativo en la región.
Introducido por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en 2023, el término “de-risking” se refiere a minimizar la exposición a la coerción económica de China, especialmente en el ámbito de los minerales críticos. América Latina, con sus vastas reservas minerales, puede jugar un papel crucial en esta estrategia, ayudando a EE. UU. a reducir su exposición a interrupciones en la cadena de suministro y beneficiando a los países productores al permitirles avanzar en la cadena de valor.
Para ayudar a países como Perú a reducir su dependencia de China, EE.UU. debe implementar una estrategia respaldada por recursos que muestre los beneficios de diversificar mercados y fortalecer capacidades de refinación.
A pesar de ser un líder mundial en la producción de cobre, zinc y plata, la economía peruana sigue estando fuertemente vinculada a la exportación de minerales en bruto, principalmente a China. Esta dependencia crea una vulnerabilidad significativa ante las fluctuaciones del mercado global y las políticas de otros países.
No obstante, Perú tiene una oportunidad única de aprovechar la creciente demanda mundial de minerales críticos para la transición energética. Desarrollar capacidades de refinación a nivel nacional no solo diversificaría la economía y generaría mayores ingresos, sino que también posicionaría al país como un proveedor confiable de productos mineros con valor agregado.
Sin embargo, el país enfrenta serios desafíos en términos de sostenibilidad y gobernanza en su sector minero. La minería en Perú, crucial para la cadena de suministro global, ha sido objeto de creciente escrutinio debido a su impacto ambiental. La degradación de ecosistemas y la contaminación son problemas significativos asociados con las operaciones mineras, lo que ha generado conflictos sociales y cuestionamientos sobre la licencia social para operar.
Para aprovechar las oportunidades de la transición energética y mitigar los riesgos asociados con la minería, Perú debe adoptar un enfoque más sostenible y responsable. Esto incluye fortalecer la regulación ambiental, promover la transparencia y la rendición de cuentas, y garantizar la participación efectiva de las comunidades locales en la toma de decisiones. También se requiere una mayor inversión en investigación y desarrollo para impulsar la innovación tecnológica y desarrollar prácticas mineras más eficientes y menos contaminantes.
La creciente demanda de minerales críticos, impulsada por la transición hacia energías limpias y tecnologías verdes, ha resaltado la preocupante dependencia global de China. Metales como el cobre, el litio y las tierras raras son esenciales para baterías, paneles solares y componentes electrónicos, pero su producción y procesamiento están altamente concentrados en el gigante asiático. Esta situación expone a la economía global a riesgos significativos, ya que una interrupción en el suministro podría ralentizar drásticamente la lucha contra el cambio climático.
Para atraer inversiones privadas y fomentar una minería sostenible en Perú, es fundamental construir un ecosistema de inversión sólido y confiable. Esto implica ofrecer incentivos fiscales y regulatorios, fortalecer la gobernanza corporativa, desarrollar infraestructura adecuada y garantizar el acceso a financiamiento. La colaboración entre el sector público y privado, así como la participación activa de las comunidades locales, son claves para crear un entorno propicio para la inversión a largo plazo.
La inversión en tecnología y la adopción de mejores prácticas son esenciales para avanzar hacia una minería más sostenible. Mejorar técnicas de extracción, optimizar el uso del agua y gestionar adecuadamente los residuos mineros son pasos necesarios para reducir el impacto ambiental y promover una minería responsable. La transparencia en las operaciones mineras y la rendición de cuentas también son fundamentales para generar confianza entre los inversores y las comunidades locales.
A medida que Perú continúa desempeñando un papel vital en la cadena de suministro global de minerales críticos, abordar los desafíos de sostenibilidad y gobernanza se vuelve cada vez más urgente. Una minería más sostenible no solo beneficiará al medio ambiente, sino que también fortalecerá la economía peruana, generará empleos de calidad y contribuirá a la lucha contra el cambio climático.
Para acelerar esta transición, es necesario fortalecer la cooperación internacional. Estados Unidos y sus aliados deben adoptar un enfoque estratégico para “desactivar los riesgos” en las cadenas de suministro de minerales críticos, fomentando la inversión responsable en países como Perú. A través de la cooperación en investigación, desarrollo tecnológico y transferencia de conocimiento, podemos construir un futuro más sostenible y equitativo para la industria minera en América Latina y el Caribe.